El planeta está cambiando cada vez más, pero está llevando un cambio a peor, golpeándonos con las peores desgracias que puede ocurrirle a un ser humano: los desastres naturales. Aquellos que no podemos preveer ni de los que nos podemos proteger.
Primero la desgracia cayó en el tercer país más pobre del mundo, Haití, donde un fuerte terremoto de magnitud 7,3 en la escala de Richter redujo a escombros la capital de este país. Dejando a su paso centenares de muertos y una ciudad totalmente destruída.
Nuestro país se puso manos a la obra para ayudar a este país que tanto lo necesitaba, nuestras fuerzas de urgencia se pusieron "manos a la obra" y dispusieron de su equipamiento para localización de personas atrapadas bajo escombros rumbo a Haití. Vinieron satisfechos por su labor, pero muy indignados por que el gobierno haitiano les invitó a volver a su país, pues éstos ya pensaban que su labor allí ya había terminado. Qué contrariedad, ¿verdad?
Después la desgracia de un terremoto aún mayor recayó sobre Chile.
Y ahora, la madrugada de ayer, se repite la historia de los temblores en Turquía.
El caso, es que parece que la tierra se está volviendo loca: continuas nevadas, lluvias torrenciales, terremotos, maremotos... Y ahora nos lo están haciendo pagar caro.
La pregunta ahora es: ¿todavía podemos cambiarlo?
Ele
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